A la salud de mí

Cuando abrí esta bitácora, me juré que sería política; después, al volver a otear en lo pedestre de la vida política, pensé que podría incluir citas de un orden superior, el literario. Aun cuando llegué a esa conclusión, reflexioné que jamás caería en esa vacuidad y nimiedad que, como dice Hume, ni existe: el yo. Sin embargo, hoy no puedo evitar escribir, para nadie ―o acaso públicamente para ella― una nota estrictamente personal que me rebela: una mujer que me ama ha dejado dos recados en la contestadora, al volverlos a oír entendí: yo también te amo.

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