"El principio del verano" (1951) es una película ejemplar de Yosujiro Ozu. Grabada bajo el principio de la des-dramatización subjetiva, pues todo el drama ya está constituido en los espacios, Ozu insiste en señalar que la vida desplegada en las sociedades modernas del siglo XX es una jaula que tiene como su centro productivo y represivo la cocina, lugar desde donde la mujer debe reproducir la vida doméstica y reprimirse. La protagonista, Noriko (Setsuko Hara), sabe perfectamente esto y sabe, además, que no hay otro futuro en el mundo postbélico que ha cifrado la Segunda Guerra Mundial. Su estrategia entonces es divertirse y sacrificarse bajo sus propios códigos y no los que le dicta la forma patriarcal de ese Japón. Ozu, por su parte, vuelve a mostrar una complejidad barroca pocas veces alcanzada en el arte del siglo XX: toda la tragedia del mundo humano ya está cifrada en nuestra forma de torturar a las formas naturales y animales de este planeta.
....
....