Hace tiempo que he dejado de escribir literatura, pero curiosamente he trabajado mucho sobre la naturaleza ficcional del capitalismo. Hace apenas unos días me vino a la cabeza la naturaleza azarosa y accidental que está tomando la acumulación de capitales, no se diga ya el tráfico de mercancías. De hecho, oí a dos académicos hablando sobre la idea de la guerra contra el narcotráfico (y podríamos pensar también en la guerra contra el terrorismo) y de la épica que el narcotráfico encarna, sobre todo en la música, la literatura y el cine y las series de televisión. En ese momento pensé, claro, las formas de consumo de esa acumulación a la par real y ficcional son formas angostas: la épica y la bélica del capital cono vectores que regulan el consumo.

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