Hace algunos años, más de 30, en México la clase política, esa basura que produce el sistema, se escandalizaba por los conciertos de Rock. Hoy se escandalizan por las protestas. En Londres, por ejemplo, las protestas son cíclicas y, todo mundo lo sabe, de vez en vez, harto violentas. Nadie se escandaliza, son parte del sistema. Aquí, todavía se les da un trato de acontecimiento telúrico, de posibilidad de refundación, de falta a las buenas costumbres que, creen nuestros políticos imbéciles, deben imperar en su mundo donde el capital sigue siendo religioso, una experiencia mocha.
"La canción del pulque", de Everardo González, es un crudo documental sobre la Ciudad de México. Ese espacio de consumo que puede destruir todo. Alcanza en su onda expansiva y "Pirata" el espacio mismo donde se produce lo que ahí se consume, por ejemplo, las magueyeras o la vida tlachiquera. Quizá ahí radica su belleza efímera, tan potente en los utensilios y formas de la pulquería. Junto con la tierra, el color, en todo México, es el eje central, lo que se marchita y palidece sin cesar. https://www.youtube.com/watch?v=SPITon26ck8