Alfonso Reyes y el fracaso
Se ha sugerido, más de una vez, que el pensamiento nacional está fatalmente dividido entre alfonsinos y vanconcelistas; también se ha dicho que ambos son dos proyectos fracasados, no propiamente en sí mismos, sino en su generación de tradiciones. Evodio Escalante ha lanzado una hipótesis sobre el por qué, me parece que sólo en parte, del fracaso del alfonsinismo: Aquí el brillante crítico:
"Hace poco Hugo Hiriart, en su libro El arte de perdurar, se preguntaba por qué la obra del ensayista Reyes no alcanzó la gloria literaria que se supone debía merecer. Las razones que esgrime me parecieron sugerentes pero no siempre precisas. Al describir este repunte del genio que cabalga con audacia sobre las páginas de las Cuestiones estéticas, y que remansa en la época tardía con libros como La crítica en la edad ateniense, La antigua retórica o el ya antes citado El deslinde, me queda claro que los motivos del fracaso de Reyes obedecen a dos causas generadas por él mismo. Primero, a que intentó reinventarse o refundarse a mitad de camino y convertirse en un autor académico, en un tratadista, a veces incluso en un filósofo, con lo que traicionó su clara vocación por el género del ensayo, que es ligero y juguetón por naturaleza. Pensó, y pensó mal, que por este camino adquiriría estatuto de autor “serio”. Segundo, porque creyó que todo lo que escribía era de primera importancia. En consecuencia, publicó textos admirables al lado de minucias intrascendentes que de manera invariable llegaban a libro, craso error, y que del libro sin mayor criterio vinieron a parar en las obras completas. Alguna vez Borges, que tanto lo apreciaba, dijo que no había nada peor que unas obras completas demasiado completas. No me extrañaría que estuviera pensando en las de nuestro Alfonso Reyes".
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"Hace poco Hugo Hiriart, en su libro El arte de perdurar, se preguntaba por qué la obra del ensayista Reyes no alcanzó la gloria literaria que se supone debía merecer. Las razones que esgrime me parecieron sugerentes pero no siempre precisas. Al describir este repunte del genio que cabalga con audacia sobre las páginas de las Cuestiones estéticas, y que remansa en la época tardía con libros como La crítica en la edad ateniense, La antigua retórica o el ya antes citado El deslinde, me queda claro que los motivos del fracaso de Reyes obedecen a dos causas generadas por él mismo. Primero, a que intentó reinventarse o refundarse a mitad de camino y convertirse en un autor académico, en un tratadista, a veces incluso en un filósofo, con lo que traicionó su clara vocación por el género del ensayo, que es ligero y juguetón por naturaleza. Pensó, y pensó mal, que por este camino adquiriría estatuto de autor “serio”. Segundo, porque creyó que todo lo que escribía era de primera importancia. En consecuencia, publicó textos admirables al lado de minucias intrascendentes que de manera invariable llegaban a libro, craso error, y que del libro sin mayor criterio vinieron a parar en las obras completas. Alguna vez Borges, que tanto lo apreciaba, dijo que no había nada peor que unas obras completas demasiado completas. No me extrañaría que estuviera pensando en las de nuestro Alfonso Reyes".
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