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Mostrando las entradas de febrero, 2008

Cortázar: 62 Modelo para armar

Una bocanada de aire tibio le llegó a la cara, el calor de un rostro próximo al suyo; iba a volverse en silencio, buscando una zona más alejada, cuando sintió los dedos de Hélène en su garganta, un roce apenas resbalando en diagonal desde el mentón hasta la base del cuello. “Está soñando”, se dijo Celia, “también ella está soñando”. La mano subía lentamente por el cuello, rozaba la mejilla, las pestañas, las cejas, entraba en el pelo con los dedos entreabiertos, deslizándose por la piel y por el pelo como en un viaje infinito, resbalando otra vez hacia la nariz, cayendo sobre la boca, deteniéndose en la curva de los labios, dibujándolos con un solo dedo, quedándose largamente ahí antes de reiniciar la interminable carrera por el mentón, por el cuello. —¿No duermes? —preguntó absurdamente Celia, y su voz le sonó como desde lejos, todavía en la playa o la piscina y mezclada con la sal y el calor que no alcanzaban a separarse de esa mano contra su cuello, que más bien la confirmaban ahora...

ENSAYO E INFORTUNIO

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Nueva repetición sobre el ensayo

UNO El ensayo, como algunos autores que pernoctan fuera del canon nacional han sostenido, no es un género. En la furiosa especie que llamamos literatura existen géneros y subgéneros; el ensayo, en cambio, a penas es un borrador, una forma de la escritura desordenada o en crisis. Si se me apresura, puedo decir que es una radical intervención tecnológica de la memoria, por esa razón, por su extremo trabajo de superficie a partir de la escritura, es que no puede reflejar mitologías, ni siquiera crear imagologías de larga duración. Por el contrario, el ensayo produce objetos de consumo. De forma abyecta y rápida, pone al autor y al lector en un circuito de consumo, donde la escritura, en este caso la escritura como ensayo, se vuelve una mercancía y, como lo vemos en la mayoría de publicaciones donde se aloja este seudo-género, crea un fetiche social. En esta esfera de circulación fetichista y mercantil, no hay diferencias sustanciales entre un ensayo publicado en Caras, en la revista de vu...