Ebriedad de Dios
Luego encontré en el vino las múltiples razones para escapar de todo: de mi madre y mis hijas, de ti mi propia sombra. Era increíble ver que en un vaso cupieran la luz que yo buscaba y el fondo inacabable de lo que yo no quise. Me alejé de la lumbre para hallar en los hilos que enfriaban mis angustias un barrio conocido. Allí dueña de las paredes, las sábanas del vino me negaba los cláxones el timbre del teléfono el puño que golpeaba mi nombre por la puerta: el contacto caliente con el piso. (Fragmento) Luis Armenta Malpica