MUÉRETE, PERRO
Fragmentos de un texto publicado en LUVINA Apuro lo que bebo y no se acaba al contrario: es más lo que me culpa Luis Armenta Malpica Si no mal recuerdo, fue hace 5 años que encontré a Gustavo Kafú en el Hotel Imperial. Me acuerdo, tengo buena memoria, que esa noche me dijo algo que mucho tiempo después escribió, cuando yo le envié las fotografías de Jerónimo Arteaga-Silva para que hiciera un texto. Las palabras, si mi memoria no me traiciona, eran éstas: “Algunas veces he intuido que beber es la más desdichada de las virtudes y el más sublime de los vicios. Nunca se bebe solo, Carlos, ni siquiera cuando nadie nos acompaña. Siempre hay un motivo que yace junto a los bebedores y esa secreta razón no es perversa ni frugal. Es, en estricto sentido, un misterio cotidiano”. No dudo que toda la pléyade de borrachos de la literatura haya compartido algo de esa intuición elemental. Desde Edgar Allan Poe hasta Malcolm Lowry, pasando por Ernest Hemingway, William Faulkner, Scott Fitzgerald, John ...